Después de visitar los espectaculares lagos de Ounianga continuamos viaje hacia el macizo de Ennedi, en el noreste de Chad

Viajando hacia Ennedi desde los lagos de Ounianga
Entre Ounianga y Fada se encuentra la depresión de Mourdi, una enorme cadena de dunas que supone el paso más complicado en las rutas de esta parte de Chad.
Siguiendo las antiguas rutas de las caravanas que conectan las pequeñas poblaciones del Chad con las ciudades del Magreb en el Mediterráneo, viajamos desde los lagos de Ounianga hacia las salinas de Demi en nuestro camino hacia Fada y Ennedi.

Salinas de Demi
Las salinas de Demi están rodeadas por una tierra de color rojo intenso, por lo que al producto obtenido de estas minas artesanales se le denomina “sal roja”.
Es última hora de la tarde y casi todas las mujeres ya han finalizado su jornada de trabajo en las minas, aunque queda alguna. Resulta increíble ver cómo en estos tiempos de globalización y “progreso” todavía haya personas que trabajan de una forma tan primitiva, extrayendo pequeños trozos de sal de la tierra con sus propias manos. Tradicionalmente, la sal se transportaba desde Demi en camellos hasta Libia para intercambiarla por otros productos. Incluso hoy en día, la sal constituye la principal fuente de ingresos del lugar.
Cerca de las minas de sal, encontramos una de estas caravanas que venían a recoger sal para transportarla a través del desierto. Estas caravanas son guiadas por los nómadas tubu.

Tubus, los nómadas negros del desierto
Los Tubu son un importante grupo étnico de pastores, que vive en la parte central del desierto del Sahara y el Sahel. El pueblo Tubu habita en cuatro países de la región: Libia, Níger, Sudán y Chad. Pero es en el norte de Chad donde habitan la mayoría.
Son un pueblo musulmán, con reputación de desconfiados, fieros, antisociales e independientes y son temidos por las etnias vecinas por su fama de guerreros y por haberse dedicado históricamente al pillaje y saqueo de caravanas.
Aunque los occidentales solemos simplificar y unificamos a todos los Tubus, ya sean nómadas, semi-nómadas o sedentarios, sin embargo, ellos no tienen un sentimiento de formar una misma comunidad y reconocen varios grupos diferenciados por su lengua, hábitat y modo de vida.
Una diferenciación simplista sería esta:
- Daza (sur del Sahara y Sahel)
- Teda (Tibesti, norte de Chad y zona fronteriza con Libia)
- Bideyat (macizo de Ennedi)
Debido a la dureza extrema de la región geográfica donde viven y a su escasez de lluvias que hacen imposible la agricultura, muchos de los Tubu son criadores de dromedarios y cabras. Estos criadores y pastores Tubu se desplazan muchas veces hacia los pastos del Sahel con sus rebaños, llevando una vida nómada.
Es cierto que a diferencia de los nómadas Arabes o Wodaabe, en los nómadas Tubu, mayoritariamente (y actualmente) solamente se desplazan los hombres. Las mujeres y los niños viven de forma permanente o semi permanente en las poblaciones del norte de Chad.

La depresión de Mourdi, el mar de dunas
Nos levantamos pronto (más si cabe) para atravesar la parte más complicada del viaje: la depresión de Mourdi. Un vasto espacio compuesto por un mar de dunas que se van sucediendo por decenas y decenas de kilómetros.

Pero nada más salir de Demi, en una estrecha garganta llena de piedras afiladas rajamos uno de los neumáticos delanteros. Sería el primero de las tres veces que nos tocaría cambiar una rueda.
Una vez cambiado el neumático, continuamos viaje, siempre buscando la mejor forma de ir atravesando dunas sin quedarnos atascados. Todo lo aprendido en las dunas de Erg Djourab y la región de los lagos de Ounianga nos sirvió de mucho, ya que no necesitamos utilizar las planchas de arena en este trayecto. Cuando estábamos rodeados de altas dunas, nuestro guía Hamit, salía corriendo para pisar la arena y ver cual era la más compacta y la más fácil de atravesar.
Y así entre arenales, dunas, extensos campos de matorrales y pedregales conseguimos pasar la monótona depresión de Mourdi y llegar hasta Fada, capital de Ennedi.
Fada es una pequeña población, en la que predominan pequeñas casas de barro y alberga un modesto mercado donde es posible comprar algunas provisiones. Nuestra parada en Fada nos sirvió para reparar dos neumáticos que habíamos pinchado.
Tras nuestro paso por Fada, bien entrada la tarde, expectantes y con muchas ganas, nos dirigimos a uno de los paisajes más bellos y menos transitados del Sáhara: el macizo de Ennedi, la obra maestra de la arenisca.
Según vamos avanzando en el horizonte, el macizo de Ennedi aparece lentamente y pronto el paisaje se vuelve más espectacular.
Levantándose sobre las arenas del Sáhara nos encontramos con una impresionante meseta que ha sido esculpida por la erosión del agua y el viento, formando gargantas, cañones y valles y un sinfín de extraordinarias formaciones rocosas con formas de arcos, picos, setas gigantes (el viento sopla la arena desde el suelo) y extravagantes pilares de diferentes tamaños.
Nos maravillamos ante un paisaje más propio de otros mundos.
En los cañones más grandes, las aguas perpetuas desempeñan un papel vital en el ecosistema y tienen una importancia fundamental para la supervivencia de la fauna, la flora y los habitantes de Ennedi, unos 40.000 de mayoría Bideyat, casi todos nómadas o semi-nómadas.
En estos profundos valles los pastores Bideyat llevan a sus rebaños de camellos y burros a beber.

Cada una de las cuatro noches que pasamos en Ennedi elegimos algunos de los mejores escenarios posibles para montar nuestro campamento, aunque con tantos paisajes sobresalientes no fue fácil escoger.




Pinturas rupestres de Ennedi
En el exterior de las grutas u ocultas en el interior de las cuevas encontramos cientos de pinturas rupestres, una de las más ricas y variadas concentración del Sáhara. Su forma y color son preservados por la atmósfera seca del desierto.
En estas pinturas neolíticas se representan animales salvajes, ganado, caballos y guerreros y las más antiguas se remontan hasta el año 7.000 AC.
En ellas se cuenta la historia de la zona antes de que se viera afectada por el cambio climático con la presencia de diferentes animales salvajes como jirafas, elefantes, rinocerontes y avestruces. Las pinturas también representan la vida de las comunidades, con escenas con guerreros, pastores con ganado y mujeres danzantes.
La mayoría de las pinturas rupestres que podemos ver en Ennedi, son pinturas del período del ganado, el caballo y el camello. Según los motivos predominantes, las pinturas rupestres del Sáhara se dividieron en cinco grandes grupos
- Período de cazador o Período de bubalus (búfalos). De 7.000 – 6.000 años AC.
- Período de cabeza redonda. De 6.000 – 5.000 años AC (El hombre mismo se convierte en el centro de interés)
- Período del ganado. De 5.000 – 2.500 años AC
- Período del caballo. 500 años AC a principios de siglo XX
- Período de los camellos, desde principios del siglo XX hasta nuestros días.
Algunos ejemplos notorios de estas pinturas rupestres de Ennedi que tuvimos la suerte de visitar fueron el grupo de pinturas de Terkei y las de Manda Gueli.
Cementerio de tanques de Bir Kora
Nos detenemos ante los restos de los viejos tanques rusos que encontramos repartidos en diferentes puntos de Ennedi.
Estos tanques semi enterrados en la arena, cuentan la historia de la guerra de los Toyota de 19886-87 y de la derrota que sufrió Gadafi y el ejercito libio en el norte de Chad.
En este viaje por Ennedi visitamos tres cañones, diferentes unos de otros, pero todos absolutamente impresionantes. El más famoso el Guelta de Archei.
El Guelta de Archei, el icono de Ennedi
Guelta es una palabra árabe que se utiliza para designar un punto de agua natural permanente en el desierto. El agua de los gueltas suele ser un agua estancada que se acumula en época de lluvias y se mantiene durante los largos periodos en los que no hay precipitaciones. El agua de los gueltas suele nutrirse también de las aguas subterráneas. El Guelta de Archei se nutre de cuatro fuentes permanentes.
El Guelta de Archei es posiblemente uno de los más espectaculares e impresionantes desfiladeros que podemos encontrar en el desierto.


La sensación de adentrarse caminando en un desfiladero con paredes rocosas verticales de 120 metros de altura, las aguas negras del Guelta de Archei, las imágenes de los nómadas junto con sus camelladas y el sonido que producen los cientos de dromedarios (según el momento del día) que allí se encuentran bebiendo, es una experiencia que ninguno de nosotros olvidaremos.

Las aguas negras del Guelta d’Archei son producidas por los excrementos de miles de camellos durante años y años. Estos mismos excrementos son los que alimentan los peces, y estos a su vez a algunos de los últimos cocodrilos del Sahara, que habitan en el fondo del Guelta de Archei.


En una de las paredes del Guelta d’Archei encontramos una enorme cueva. Antiguamente utilizada para almacenar esclavos, hoy en día es utilizado a modo de aprisco para decenas de burros.

Guelta de Bachikele
El Guelta de Bachikele es muy diferente al Guelta de Archei, pero no por ello menos interesante y se encuentra de este a 75 kilómetros. En él se respira otro ambiente diferente. Las aguas de este guelta, más limpias que las de Archei, están rodeadas de vegetación abundante, hierbas, palmeras y diferentes tipos de árboles. Algunos de estos arboles dan unos frutos que sirven de alimento a la importante colonia de babuinos y monos que viven en los alrededores del Guelta de Bachikele.
Las paredes de este cañon son de menor altura que las de Archei y también el desfiladero es más angosto por lo que los pastores tuvieron que “retener” a sus rebaños de dromedarios para que pudiéramos entrar y salir del desfiladero.

Cañon de Bechike
En mi opinión no menos espectacular que el Guelta de Archei, el cañón de Bechike es otro lugar de parada para los pastores y sus rebaños de dromedarios, ya que en las profundidades de este desfiladero se encuentran varios pozos permanentes.

Continuamos viajando en esta fascinante región de Chad, descubriendo muchos de los tesoros que guarda Ennedi. Visitamos algunas pequeñas poblaciones, disfrutamos de nuestros pequeños momentos de relax en la hora de la siesta, de buenos picnics gracias a nuestro cocinero Gilbert y una de las noches hicimos una estupenda barbacoa con un cabrito que compramos y que se encargo de preparar y cocinar Hamit.
Arco de Aloba, formaciones de otro mundo
Como dijo nuestro compañero Óscar al verlo: “Esto es obra de los marcianos”. Creo que la frase describe por sí sola este enorme arco de piedra que tiene unas dimensiones sobrenaturales.
El arco de Aloba se formó hace millones de años a causa de la erosión del viento y el agua y tiene unas dimensiones de 77 metros de ancho por 120 metros de altura.
A pesar de ser uno de los arcos naturales más famosos del mundo y de su amplia fama, el arco de Aloba es uno de los monumentos naturales menos visitados del planeta.

Creo que se podrían dedicar semanas y semanas a explorar Ennedi, son incontables los lugares que merecen una visita, los bosques de agujas de piedra, los laberintos tallados en la roca, los pozos, las pinturas, los petroglifos etc
Otros lugares que visitamos fueron el arco de Julia, el arco del elefante, los cinco arcos, el gran círculo de piedra, el macizo de Toukou, los pilares de Houbaike, el laberinto de Oyo…





Continuamos nuestro viaje a Chad prospectivo dirigiéndonos hacia Abeche y N’Djamena y aunque parecía que todas las visitas estaban finalizadas, todavía nos aguardaba una gran sorpresa..