Kankurang, el rito de iniciación mandinga de África del oeste

Kankurang, rito de iniciación mandinga en África del oeste

Kankurang, rito de iniciación mandinga practicado principalmente en Senegal, Gambia y Guinea Bissau. Nos adentramos en este mundo iniciático de la mano de Judit Torrent Navarro

Texto: Judit Navarro / Fotografía: Austerio Alonso

Kankurang, Mama I sabari, Mama sufri, Mama sufridora

Judit Torrent Navarro, capítulo de su libro pendiente de edición «Els sons de l’imperi de Mali».

Introducción al Kankurang: el árbol

El árbol faraa, Piliostigma thonningii , es una especie originaria de África Tropical común en toda la zona sudanesa-guineana, des de Senegal hasta Camerún.
Puede llegar a los 40m de altura aunque su tronco solo alcance los 30/35cm de diámetro. La fara tiene varios usos en la medicina tradicional, sus flores secas y trituradas se mezclan con la comida, como remedio para la tos, sus frutos se consideran beneficiosos para la bronquitis, el dolor de cabeza y para proteger las heridas, sus hojas hervidas tienen la función de antibiótico y su corteza, ofreciendo un uso más estético, sirve para enrojecer el labio de las mujeres.

Son las fibras de esta corteza de color rojizo las que el pueblo mandinga que habita las zonas de Guinea, Guinea Bissau, Gambia y Senegal, usan para crear una de sus máscaras tradicionales, el kankourang, un ser mítico guardián de los valores y costumbres más enraizadas de los mandingas.

El rol del kankurang

El kankurang habita en los bosques y aparece entre los humanos para restablecer la justicia y el orden comunitario interviniendo en conflictos o en momentos en que no se respeta alguna norma social.

Ceremonia de circuncisión

Una de sus funciones principales es la de acompañar y proteger a los niños en la ceremonia de la circuncisión, rito de paso hacia la edad adulta de los adolescente de aproximadamente la misma generación. La edad de participación depende de las comunidades pero generalmente oscila entre los 8 y los 13 años.

Kankurang festival Gambia


Es en los meses de agosto y septiembre cuando el kankurang, deambulando por las calles a cualquier hora del día o de la noche, acompañado de un o dos machetes, deja escuchar los gritos agudos que lo caracterizan y que alertan de su presencia. Los niños que han de participar del rito saben que el kankourang viene a buscarlos para acompañarles al bosque donde transcurrirán ceremonias y aprendizajes.

Kankurang

Kankurang de Guinea Bissau

En Guinea Bissau los niños se disfrazan y crean un estandarte de cañas en forma de rombo tejidas con lanas de vivos colores que les identifican como futuros circuncidados. Se presentan en las casa vecinas donde les ofrecen alguna moneda o comida.

Al ritmo del Kankurang

El kankurang transmite temor, mujeres y niños huyen de él escondiéndose, solo las madres de los niños que serán circuncidados pueden acercarse y seguirlo con cantos y bailes típicamente mandingas conocidos como djambadon, manifestación musical que acompaña ritos, ceremonias y otras celebraciones.

El kankourang esta acompañado por los ritmos marcados por la percusión del sabaro o sarouba, que significa «cabeza de tambor». El sabaro es un tambor en forma de copa hecho de madera y recubierto con piel de cabra que se toca con un pequeño bastón y se acompaña con los sonidos agudos de un silbato.
El sabaro, también usado por las etnias fulas y biafadas en Guinea Bissau, Senegal y Gambia da nombre a un género musical común entre los serer y los wolof, el sabar.

La iniciación y la formación tradicional

Una vez los niños son conducidos al bosque el papel del kankurang es protegerlos de los malos espíritus y asegurar la transmisión y perpetuación de los conocimientos y practicas que identifican la tradición mandinga.
Los maestros iniciados les forman, les transmiten las normas sociales y la sabiduría necesaria para devolverlos, al cabo de unos 3 meses, a la comunidad donde serán recibidos como adultos envueltos en grandes celebraciones.

La formación tradicional se basa en la enseñanza de las técnicas de caza, el secreto de las plantas y sus propiedades terapéuticas y místicas , la cohesión social y el respeto.
Durante su formación en el bosque los niños van vestidos de una manera particular, normalmente con un trozo de tela de color blanco anudado al cuello. Ocasionalmente reciben la visita de sus madres que les traen comida y otros productos necesarios.
Actualmente y sobre todo en las urbes, el respeto al Kankurang a disminuido, la gente se le acerca sin ningún temor y se hace selfies con él. Afortunadamente en pueblos y aldeas aún parece intacta su función, sigue infundiendo orden, respeto y temor como medidas reguladoras, aunque debido a los cambios en tradiciones y costumbres, las enseñanzas a transmitir distan ya de su función tradicional.
Cabe comentar que muchos de los bosques sagrados donde se desarrolla la ceremonia están
desaparecido para dejar paso a nuevos cultivos o ser urbanizados, en algunos casos, en pro de actividades turísticas. El Kankouran es reconocido patrimonio cultural por la UNESCO en el año 2005.
Con la colaboración de la población de Rua Porto, Bafatá y Gambasse, Guinea Bissau..

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