Situado en el remoto este de Senegal, en las estribaciones de Fouta Djalon y a unos 20 kilómetros de Kedougou se encuentra Iwol, uno de los pueblos más hermosos y pintorescos de todo Senegal.
En Iwol habitan los bedik, una minoría étnica de origen mandingo proveniente de Malí que llegaron a esta región huyendo de una guerra tribal. Iwol con sus 500 habitantes podría considerarse la capital del País Bedik. En él viven 4 familias, los Keitas son los jefes del pueblo, los Camaras y los Samouras son los organizadores las fiestas y los Sadiakus encargados del mantenimiento de las costumbres.
Desde el pueblo fula de Ibel sale un pequeño sendero que asciende hacia lo alto de la montaña donde se encuentra Iwol. El sendero ofrece una excelente panorámica de todo el valle y de las montañas de Fouta Djalon en Guinea Conakry. Este sendero es utilizado principalmente hoy en día por los turistas que visitan el pueblo ya que los habitantes de Iwol utilizan otro camino más práctico que les permite llegar en bicicleta.
Para visitar Iwol es necesario pedir permiso al jefe del pueblo y pagar una pequeña tasa local. En Ibel nos recomendaron comprar una bolsa de caramelos grande para regalar a los habitantes de Iwol y sinceramente creo que en esta ocasión fue un acierto comprarla.
En Iwol nos encontramos un pueblo casi desierto, la mayor parte de sus habitantes se encontraban trabajando en el campo en tareas de cosecha de cereales. Una de las pocas mujeres que había en el pueblo en ese momento la encontramos preparando un enorme bidón de cerveza de mijo para la próxima fiesta de la cosecha.
Tras beber una calabaza de vino de palma y visitar el resto del pueblo con su enorme baobab sagrado, considerado uno de los más grandes de Senegal y bajo un abrasador sol descendimos nuevamente hacia Ibel para coger nuestra moto y dirigirnos hacia las cascadas de Dindefelo y disfrutar de un refrigerante descanso.
Los 30 kilómetros hasta Dindefelo discurren a través de una horrorosa pista sólo apta para motocicletas y vehículos todoterreno (en octubre). Tras un agradable paseo por el bosque de algo más de media hora desde el pueblo se llega a las cascadas.
Las cascada de Dindefelo es sin lugar a dudas un lugar natural realmente extraordinario, situada en una enorme pared rocosa circular y rodeada por un bosque donde vive la última población de chimpancés que queda en el país. . La poza de aguas azules transparentes en la base de la cascada son ideales para bañarse y refrescarse.