Entre la enorme variedad de cosmovisiones que existen en África Occidental hoy en día, podemos encontrar las hermandades o cofradías. Se trata de sociedades más o menos secretas con un fuerte componente esotérico, espiritual o chamánico. Un gran ejemplo son los cazadores Dozo o Doso.
Cazadores Dozo “los que vuelven a casa después de una larga estancia en el monte”
Los Dozo son una hermandad de cazadores tradicionales muy presente en la región Mandinga o País Malinké, dividido en varios países de África Occidental como Guinea, Malí, Gambia, Senegal, Liberia, etc. También existen hermandades homólogas a los Dozo en Sierra Leona llamados Kamajors, Poro en Liberia, o Mayi-Mayi en la R.D. del Congo.

Como siempre ocurre con este tipo de grupos, la etimología del nombre y su significado varía según la fuente que consultemos, así que nos quedamos con que Dozo puede significar “el que vuelve a casa después de una larga estancia en el monte”. Una expresión que describe muy gráficamente las prácticas de caza y esotéricas que dan sentido a su identidad grupal.

En el Tomo IV de la Historia General de África, editada por el Comité Científico Internacional para la Redacción de una Historia General de África de la UNESCO, leemos que, según la tradición, los “maestros cazadores” fueron los primeros defensores de las comunidades locales.
Siendo gentes armadas y con capacidad de luchar para defender a su gente, en el siglo XII fueron reagrupados por Mamadi Kani, rey mandé descendiente de los fundadores de Malí. Su intención era formar un ejército que defendiera al reino, y para ello llamó a todos los clanes de los Keita: Traoré, Kamara, Keyta, Konate, etc.

Hacemos esta anotación para remarcar su importancia histórica, pero no vamos a entrar en más detalles porque sería un relato demasiado largo y complejo. Hoy queremos hablar del carácter de esta fascinante hermandad que Austerio Alonso ha podido conocer en el último viaje de prospección de Kumakonda.
Los Dozo o “maestros cazadores” forman una sociedad secreta que atesora los secretos del bosque y el monte bajo. En otras palabras, son los guardianes de un conocimiento estrecho y privilegiado de la Naturaleza y la Geografía, revestido de un carácter espiritual muy potente: plantas medicinales, geografía, poderes místicos como la ubicuidad y la metamorfosis, el dominio del metal, etc.
La iniciación de los cazadores Dozo
Los cazadores dozo no son un grupo al que se pertenece de manera hereditaria o por nacimiento, sino por adscripción.
La hermandad de los Dozo se basa, además, en valores muy profundos donde imperan reglas “de justicia y justicieras”: amor y respeto al prójimo, rectitud moral y espiritual, fraternidad, protección para todo el mundo (incluidos los extranjeros). Sus pilares son, por tanto, el honor, la lealtad, la humildad, la sinceridad, y un largo etcétera de valores rectos y contrarios al robo, el engaño y el mal en general.
Los grandes maestros son orgullosos y hombres de palabra.

Por supuesto, no se puede entrar en una hermandad de estas características sin más. Cada individuo ha de pasar por una secuencia que responde más o menos a los siguientes pasos:
1. El individuo debe comunicar a su familia el deseo de convertirse en cazador Dozo, y esta debe presentarlo a un maestro Dozo. En realidad los candidatos suelen ser niños o adolescentes, así que es posible que sean sus padres quienes tomen la decisión.
2. Si el maestro dice que sí, hay que hacer una “solicitud formal” en forma de ofrendas como nueces de cola y algún animal que será sacrificado. Dichas ofrendas sirven para obtener la aprobación de los fetiches, que son la representación de los seres sobrenaturales con poderes para gobernar sobre las cosas o las personas.
3. Si todo va bien, el estudiante tomará un baño ritual y se podrá comenzar con la iniciación.
4. El periodo de “iniciación” de los cazadores Dozo es un proceso educativo que incluye todo tipo de enseñanzas y transmisión del saber de los antepasados, así como rituales y sacrificios. El alumno debe obedecer a su maestro en todo momento y de manera incondicional.
5. Esta educación termina cuando el maestro considera que el alumno está preparado y ha asimilado todas sus enseñanzas. Tanto las de conocimientos de orden teórico y práctico, como las de carácter moral. Entonces el alumno toma otro baño ritual y es autorizado a reunirse de nuevo con su familia.


¿Qué aprenden los cazadores Dozo y cuáles son sus roles en la sociedad?
Además de las normas morales y espirituales, las habilidades que deben adquirir los Dozo empiezan, lógicamente, por la caza para procurar alimento a la comunidad. No sólo aprenden a cazar, sino también qué cazar, por qué, e incluso cómo despiezar las presas de tal manera que no ofendan a los genios del campo.
En realidad la caza representa como un 50% de su papel de Dozo, nada desdeñable. El otro 50% es magia, adivinación, misticismo.

Otro gran aprendizaje es el de las propiedades de las plantas que pueden servir para el uso medicinal, siendo este un servicio a la comunidad. Un conocimiento que algunos consideran sobrenatural y que en cualquier caso les aporta un poder nada despreciable.
Los maestros Dozo siguen en activo en su ejercicio de la medicina natural en pleno siglo XXI. Cuentan que cuando la medicina occidental no funciona, la gente acude a estos hombres para que les prepare un remedio. Pueden intervenir en hernias, partos difíciles, y muchas otras situaciones.
El traje de los Dozo
Dicen que el traje de los cazadores Dozo es heredado y no se puede lavar nunca, y que les hace inmunes a las balas de los enemigos.
Los cazadores Dozo deben vestir con un traje sagrado de color ocre o marrón. Totalmente adaptado al medio, les permite mimetizarse con las rocas, arenas y vegetación semiseca del entorno. No obstante, en las ceremonias se permiten prendas con más color, predominando el rojo.

Además, los pantalones tienen los bajos estrechos para evitar que se enganchen en la vegetación. También llevan un gorro de algodón que les permite mejorar dicho camuflaje, del mismo color que el traje.
No faltan los amuletos o gri-gris que les procuran protección contra los espíritus malignos del bosque y posibles enemigos. Los gri-gris son pequeños saquitos de cuero cerrados que contienen hierbas mágicas o algún otro elemento preparado por los maestros de los cazadores dozo.
Por último, llevan dagas sujetas al pecho en fundas de cuero, un rifle que siempre está listo para usar (Alonso puede dar fe de ello), y la cola de un animal que les sirva de espantamoscas.

«Si no llevas encima un gri-gri que te proteja, es muy probable que te engulla la Gran Serpiente«
La música y el baile de los Dozo
La cultura de la hermandad de los cazadores Dozo se completa con música, danza y máscaras de gran impacto estético.
La música está a cargo de los griots dozo, auténticos trovadores que cantan las gestas de los guerreros y alaban sus éxitos acompañándose del ngoni (laúd), tambores y una especie de castañuela o campana que se toca con un palo, ambos de metal.

En cuanto a los bailes de los cazadores dozo, destacan los pasos que recuerdan a ciertos animales salvajes como el león, el hipopótamo, el búfalo, etc. Estos solo pueden bailarlos aquéllos que han matado a ese tipo de animal con anterioridad.

Un gran simbo o maestro cazador del País Malinké invitó a Alonso a presenciar la “Ceremonia del medicamento”.
La experiencia fue brutal. En el bosque sagrado, en medio de la noche y en torno a un fuego donde hervía un recipiente lleno de líquido hirviendo, bailaban los cazadores dozo. El público acudía a la ceremonia con botellas para llenarlas con el líquido puesto al fuego, el medicamento. Con él se podrían untar todo el cuerpo y obtener una protección infalible, ya que así nadie te puede matar o herir.
En dicha ceremonia están muy presentes los fetiches y máscaras. Además, hay cambios claros en la indumentaria de los dozo. Los maestros dozo llevan una especie de camisa o chaleco repleto de gri-gris cosidos tanto delante como detrás, alternados con pequeños espejos que sirven para espantar a los espíritus. También llevan largos collares y gorros adornados con cauries, cuernos o colmillos de las piezas cazadas, y plumas.


Los cazadores Dozo en la actualidad
Lo fascinante de toda esta tradición es que continúa muy viva en todos estos países, siendo posible asistir a bailes, desfiles, reuniones, funerales y escuchar las canciones donde se relatan las historias de esta hermandad. Por supuesto, estas celebraciones son acompañadas de sacrificios de animales y máscaras de gran impacto estético que suelen representar animales salvajes.
Los dozo ya no cazan ni son feticheros a tiempo completo. No como antes. Cada uno tiene su profesión. Hay agricultores, mecánicos, etc., pero no por eso dejan de ser cazadores Dozo.
En varios de los países de la región Mandinga, además, los cazadores Dozo han sido incorporados a la seguridad del país como una fuerza policial auxiliar. Es decir, y como decíamos anteriormente, los cazadores Dozo siguen activos en pleno siglo XXI. No es un grupo “folklórico” que rememora los tiempos pasados.

En Malí también están muy presentes como fuerza casi independiente de la policía o el ejército. De hecho, han actuado varias veces entre los años 2017 y 2020 contra los fulani o peul porque consideraban que este pueblo se había alineado con los yihadistas. Los conflictos han sido duros y sangrientos, dejando un buen número de muertos y destrucción a su paso, sobre todo en la zona del País Dogón. Afortunadamente, se llegó a un acuerdo de paz entre ambas comunidades en 2020.
Tras este viaje de prospección y otros anteriores, ya tenemos una nueva expedición para Febrero de 2024: African Culture & Music Expedition «Deep Roots», en la que incluiremos a los fascinantes cazadores Dozo y sus ceremonias para que nuestros viajeros puedan conocerles. Si quieres formar parte de ella, escribe a info@kumakonda.com. ¡No te pierdas el siguiente vídeo resumen!
Documentación: Alicia Ortego y Austerio Alonso / ✍ Redacción: Alicia Ortego / Fotografía: Austerio Alonso.