Final de un viaje a Chad con una gran sorpresa
Fue un auténtico lujo volver al asfalto en Abéché después de casi 2.500 kilómetros de pistas, dunas y pedregales en nuestro viaje por Chad. Después de 16 días de acampada seguidos, hasta el más duro de los viajeros empieza a soñar con una simple habitación y un poco de agua corriente.
Los últimos 800 kilómetros que separan Abéché se encuentran bien comunicados entre sí, por una buena carretera asfaltada. A priori un simple trámite en la recta final del viaje. Pero este primer viaje prospectivo al norte de Chad nos deparaba una última gran sorpresa.
Del desierto al Sahel
En esta parte de Chad, estábamos de vuelta a un paisaje más tipicamente africano, salpicado de pequeñas poblaciones sedentarias donde somos recibidos con enormes sonrisas. Este es un África más amable.
El eje Abéché – N’Djamena ha sido históricamente una ruta de punto de encuentro entre el África del oeste y África del este y a medio camino entre el Magreb y las arenas del Sáhara con las sabanas y los bosques del África central. Viajamos a través del corazón de África.
El poder del agua, fuente de vida
Viajamos en Chad en plena temporada seca, a nuestro paso observamos continuamente como la tarea de buscar agua define la vida de estos habitantes y a esta actividad le dedican la mayor parte del día.
En las regiones de África donde el agua escasea, es tarea de mujeres salir en busca de agua. Vemos como en los senderos que discurren junto a la carretera, grupos de mujeres se desplazan a lomos de asnos cargados con bidones.
Se dirigen o vienen de los estanques que conservan todavía algo de agua, ellas trabajan duro, mientras a la sombra, buena parte de los hombres se reúnen para charlar y tomar el té, algo muy común en muchas partes del continente.
Estanques de agua
Durante la temporada seca muchas fuentes de agua potable y algunos estanques se secan completamente. En estos estanques se reúnen decenas de personas y cientos de animales, en ellos la vida sucede. Las mujeres cargan agua o lavan la ropa, algunos hombres y mujeres llevan a sus rebaños a beber y algunos niños juegan junto a la orilla.
En los lechos secos de los ríos donde también paulatinamente desaparece el agua, algunas mujeres intentar recoger los últimos litros de agua que quedan entre el lodo.
Esta parte del continente africano es particularmente vulnerable a los efectos del cambio climático, la desertización avanza y cada vez son más las personas que sufren la escasez de agua.
En Chad al igual que ocurre en otros países vecinos que comparten Sahel como en Nigeria o Mali, el acceso al agua por parte de pastores nómadas se ha convertido en el origen de conflicto con las poblaciones sedentarias de la región. A causa de la desertificación, los pastores nómadas cada vez avanzan más hacia el sur, encontrándose con las poblaciones sedentarias que se dedican a la agricultura.
Acercándonos y conociendo los pueblos y culturas de Chad
Hoy en día en Chad el nomadismo sigue siendo una forma de vida para muchos grupos étnicos que se dedican al pastoreo como: árabes, tubus, wodaabe o fulanis. Las luvias estacionales irregulares y las sequías recurrentes cada vez más frecuentes hacen que la movilidad sea el único camino viable para estas gentes del Sahel.
Hombres o incluso familias enteras, junto con cientos y cientos de animales realizan la trashumancia cada año. En la estación seca se desplazan desde el norte del país hacia el sur y regresan en la estación de lluvias a las regiones más áridas del norte de Chad.
La gran mayoría de estos nómadas de Chad siempre se han mantenido al margen de los diferentes gobiernos del país, estando incluso mal vistos desde la época colonial, por la dificultad que tenían de ejercer ningún tipo de control sobre ellos, ya sea de carácter censal o de tipo económico (impuestos).
En los diferentes viajes que hemos realizado en Chad, siempre ha sido habitual que nos encontremos con estos grupos nómadas. Unos encuentros fascinantes.
Después de detenernos en algunos estanques y observar toda la vida que se desarrolla a su alrededor, continuamos hacia la capital N’Djamena.
Encuentro con los nómadas árabes de Chad
Es nuestro último día de viaje en Chad y pensamos apurar todo lo posible las horas de luz para acercarnos a N’Djamena, pero en el continente africano siempre llegan las sorpresas cuando menos te lo esperas.
Esta es una zona donde es habitual encontrar nómadas en esta época del año, por lo que Hamit y yo vamos pendientes en la cabina del camión, por si camuflados entre los matorrales y árboles encontráramos algún campamento. Y así fue, junto a una zona arbolada vislumbramos algunas tiendas nómadas. Al acercarnos nos dimos cuenta que había algún tipo de celebración.
Eran árabes y estaban celebrando una boda. Después de preguntar si nos podíamos quedar nos invitaron a las celebraciones. Disfrutamos de una hospitalidad exquisita.
Fue una experiencia imborrable en la que asistimos a danzas y ceremonias e incluso a carreras de caballos.
A medida que transcurría la tarde fueron llegando más y más personas. Estas bodas suelen durar una semana.
A la boda asistieron diferentes grupos de árabes de esta parte de Chad, como son los Aoulad Rachid, Aoulad Khouzam, Mahamid o Bassaras. En muchos de estos grupos de árabes son solamente los hombres los que realizan la trashumancia, quedándose las mujeres y los niños en casas permanentes o semi-permanentes. Comúnmente a estos árabes se les conoce como Misserie.
Montamos nuestro campamento no muy lejos de sus tiendas y a última hora de la tarde pudimos charlar con los diferentes jefes de la zona que nos explicaron sus celebraciones y costumbres.
A la mañana siguiente recogimos por ultima vez nuestro campamento y nos dirigimos hacia N’Djamena donde finalizaba nuestro viaje a Chad.
Probar la comida local en nuestros viajes en África
Una de las mejores formas de conocer y acercarnos a los diferentes pueblos y culturas de Chad y de cualquier otro país es a través de sus mercados y su gastronomía. Nada como saborear sus platos tradicionales en pequeños restaurantes locales o en puestos callejeros.