Lagos de Ounianga y Ennedi. Viaje a Chad de prospección.
Como si de un gran secreto se tratara, Chad guarda celosamente uno de los desiertos más bellos del planeta, con lugares tan increíbles como los lagos de Ounianga, la meseta de Ennedi o la remota región de Tibesti. Una parte del Sáhara que se ha mantenido enigmática y desconocida hasta hoy a causa de décadas de conflictos.
Actualmente Chad emerge como un oasis de seguridad en medio de una región salpicada de inestabilidad. Nunca antes hubo mejor momento de recorrer este país tranquilamente.
Durante estos últimos años nos fueron llegando los comentarios de viajeros que se aventuraban a viajar al norte de Chad, todos ellos contaban maravillas. Todo sonaba muy bien.
¿Y porque no realizar un viaje de prospección con nuestro camión al norte de Chad?
Después de dar a conocer nuestros planes a los compañeros de Rift Valley Expeditions decidimos poner en marcha esta gran aventura conjuntamente.
Preparando la expedición a Ounianga y Ennedi
Principios de enero 2019, los viajeros participantes en este primer viaje prospectivo en Chad van llegando a la misión católica de Kabalaye, que dispone de un alojamiento sencillo, limpio y agradable y sobre todo magníficamente situado en el centro de N´Djamena, capital de Chad.
En los días previos realizamos todas las compras necesarias para el viaje. Por delante nos esperan 18 días de acampada seguidos y no muchos lugares donde abastecerse de provisiones.
Son días de intensas compras y organización junto con nuestro colaborador local y guía en Chad: Hamit, y el cocinero del viaje: el maestro de los fogones Gilbert.
Además de todo lo referente a comida y bebida también había que asegurarse que tuviéramos suficiente autonomía de gasoil. Me habían comentado algunos amigos, qué el consumo de este camión en arena, con las ruedas deshinchadas y con un uso ocasional del 4×4, podía dispararse hasta los 100 litros a los 100 kilómetros. Y así fue!! Haciendo cuentas con Hamit de las distancias sin posibilidad de repostar, hacía falta llevar 300 litros adicionales de gasoil, suplementarios a los del depósito.
Para una aventura de estas características en camión a través del desierto, en la que recorreríamos cerca de 3.500 kilómetros, de los cuales solo 960 son de asfalto y muchas veces muy lejos de cualquier tipo de población, necesitábamos contar con una persona capaz de garantizar poder solucionar casi cualquier problema mecánico que pudiera surgir en el viaje y que además pudiera conducir en caso de necesitarlo. ¿Con quien mejor que con Óscar? un buen amigo nuestro y compañero de aventuras desde hace muchos años.
Para realizar un viaje al norte de Chad es necesario tener el vehículo optimizado. Queremos hacer unas cuantas mejoras en el camión antes de comenzar el viaje pero la cancelación en el vuelo de Óscar y su posterior retraso de dos días en la llegada a Chad, nos impidieron tenerlas a punto. A Óscar le tocaría hacerlas durante el viaje, junto con la ayuda de uno de los pasajeros, que siempre estaba dispuesto ha hechar una mano. Una maravilla tener viajeros así!!
Comienza el viaje hacia el norte de Chad
Con todo dispuesto y nuestros ocho viajeros listos, comenzamos la expedición hacia el norte de Chad: primer objetivo, los lagos de Ounianga, no sería fácil llegar allí.
A los ciento y pocos kilómetros de salir de N´Djamena llegamos a Massakori, donde el asfalto desaparece para dar paso a pistas de tierra, de arena, dunas, campo, arenales abiertos y pedregales, que nos acompañarían durante los próximos 2.600 kilómetros de viaje, casi nada.
Bahr el Ghazal
En un paisaje salpicado de acacias llegamos a la pequeña población saheliana de Moussoro, tierra de pastores nómadas Daza y Kred.
Tomamos la pista de Bahr el Ghazal, «el río de las gacelas», que nos conduce hacia Kouba Olanga. Antiguamente este río estaba alimentado por las aguas del lago Chad, pero ahora está completamente seco.
De aldea en aldea, siguiendo el cauce del Bahr el Gazal, en un territorio semidesértico, llegamos a Kouba Olanga, población rodeada de dunas, con casas dispersas, las cuales en su mayor parte se encuentran semi-enterradas en la arena. El viento, el polvo, la luz tenue y un ambiente enrarecido, hacen que pensemos que acabamos de llegar a otro planeta. La gran aventura en Chad comienza.
Continuamos viaje hacia el norte de Chad, primero debemos llegar a la ciudad de Faya y luego hacia los lagos de Ounianga. Esta es la ruta que conecta Chad con Libia, por lo que nos cruzamos a veces con camiones que vienen cargados de mercancías y personas de este país vecino.
Solidaridad en el desierto
Tras dejar atrás Kouba Olanga, ya en pleno desierto, nos encontramos con un camión averiado, nos detenemos. Transportan carburantes desde Libia. Llevan horas parados, pero podrían tirarse días si no consiguen solucionar el problema. Los problemas eléctricos y electrónicos en África pueden resultar una pesadilla de difícil solución.
Gracias a un amperímetro y a los conocimientos de Óscar, conseguimos ponerles sobre la pista del problema real. El tiempo vuela y nosotros debemos continuar con el viaje. Les deseamos buena suerte y ellos a nosotros también.
El harmatán del Sahara
Llevábamos unos días de mucho viento, pero ese día en el que ni siquiera los rayos de sol conseguían penetrar el polvo del harmatán, se empezó a levantar un viento insoportable que hacían imposible la conducción. Conduzco como puedo y no consigo ver más de dos metros delante de mí… vamos sin rumbo, nos detenemos.
A duras penas montamos las tiendas, esta noche en cada tienda duermen tres, pasaremos la noche como podemos.
El viento y la arena hacen insoportable estar fuera del camión. Cena, cervezas y muchas risas dentro del habitáculo, ventajas de viajar en camión.
Es de noche, vemos unas luces que vienen. Es el camión que estaba averiado. ¡Consiguieron arreglar el problema! Sin ver nada siguieron nuestras rodaduras, se perdieron como nosotros y hacemos noche juntos. A la mañana siguiente salimos a la vez.
Antes de Faya se hallan las dunas de Erg du Djourab, un tramo bastante complicado de conducción… nos quedamos atrapados en la arena en más de una ocasión.
Aprendiendo a conducir sobre las dunas del desierto
Ahora son ellos los que nos ayudan una y otra vez. Nos enseñan las técnicas de conducir sobre la arena, nos enseñan también a atacar las dunas y nos esperan en cada paso. Nos dicen que los dos kilos de presión que llevamos en los neumáticos son una barbaridad y que debemos bajarlos a 1 kilo o incluso a medio kilo como ellos. Siendo sincero, jamás pensé que pudiera circular con un camión a esa presión tan baja. Esa sería una constante en todo el viaje, bajar presión de los neumáticos para atravesar arenales y dunas y subir presión cuando no hubiera mucha arena.
Como si de una escuela se tratara en vez de un viaje, cada día todos los integrantes del grupo fuimos aprendiendo sobre lo que supone viajar en el desierto. Para hacer más util y más manejable una de las planchas tuvimos que cortar una en plena ruta. Uno de nuestros pasajeros se ofreció voluntario…
Cerca del pozo 110 se encuentra una enorme duna, junto a ella y a su resguardo hacemos noche. Disfrutamos como enanos de una preciosa puesta de sol desde lo alto y de una noche estrellada. Al día siguiente esperamos llegar a Faya.
Faya Largeau
Faya Largeau es un importante cruce de caminos en las rutas transaharianas que discurren entre Libia, Tibesti, el lago Chad y N´Djamena. Originalmente llamada Faya, la ciudad pasó a llamarse Largeau en honor al coronel francés Étienne Largeau, antiguo administrador militar de la colonia del Chad. Tras la independencia tomaría el nombre de Faya-Largeau.
Faya se encuentra situado en un enorme oasis-palmeral de varias decenas de kilómetros. Gracias a las importantes reservas de agua subterránea, los habitantes pueden dedicarse a la agricultura. Esta ciudad fue ocupada y anexionada en varias ocasiones por Libia, y como muestran muchos de los restos de armamento de todo tipo que nos encontramos en las cercanías de Faya, allí se libraron importantes batallas.
Después de atravesar las dunas de Erg du Djourab, habíamos llegado a Faya con no mucho gasoil restante. Todavía no sabíamos que en el norte de Chad, simplemente repostar gasoil era toda una experiencia. En la región de Faya y de Ennedi, al norte de Chad, los carburantes provienen de Libia en barriles de 200 litros, por lo que cada vez que queríamos repostar teníamos que buscar a alguna persona que tuviera barriles de gasoil. Cuanto más viajábamos hacia el norte de Chad y más cerca de Libia, más barato era el precio del barril.
En el norte de Chad, simplemente el buscar abastecerse de agua puede resultar toda una aventura. Mientras que en la región de Faya puede ser más o menos fácil, en Ounianga y sobre todo en Kalait y Abeche donde escasea el agua, hay que acudir a los pozos donde beben las camelladas.
Lagos de Ounianga. Explosión de vida en el Sáhara
Con gran expectación llegamos a los lagos de Ounianga, verdaderos mares de agua salada y otros de agua dulce en el corazón del Sahara. Ante nosotros se nos mostraba un paraíso dibujado en mitad del desierto.
Allí en lo alto de un cerro divisando la población de Ounianga Kebir y el lago Yoan, incluso se nos olvidó que llevábamos 8 días de viaje muy duro, sin ducharnos, cubiertos de polvo y habiendo tenido que colaborar como un equipo para sacar el camión de los arenales en los que se había quedado atascado.
Auténticas maravillas de la naturaleza, los lagos de Ounianga se encuentran situados en medio de un desierto árido y extremo, y desde 2012 forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO
Ounianga Kebir y Ounianga Serir, Patrimonio Mundial de la UNESCO
Los lagos de Ounianga se dividen en dos:
- Situado al oeste se encuentra Ounianga Kebir (Ounianga grande), formado por 4 lagos, de los cuales el Lago Yoan es el más profundo del Sahara con 27 metros y el que mayor volumen de agua tiene. Sus aguas son extremadamente saladas, seis veces más que la de los océanos y contienen solamente algas y algunos microorganismos.
- En el este se encuentra Ounianga Serir (Ounianga pequeño), formado por 16 lagos separados por dunas de arena. Cañas flotantes que cubren casi la mitad de estos lagos mitigan la evaporación. El lago Teli es el más grande de este grupo con una superficie equivalente a 600 campos de futbol, pero su profundidad no supera los 10 metros. Gracias a la buena calidad de su agua dulce, algunos de estos lagos albergan una fauna acuática, que incluye peces.
Hace miles de años, entre 5.000 y 10.000 durante el periodo húmedo, en el Sáhara abundaban los ríos y los lagos, y el color predominante era el verde. Con el tiempo el clima cambió, volviéndose cada vez más seco. Los lagos fueron menguando y finalmente desaparecieron, excepto algunos. De estos lagos supervivientes, los principales que quedan son los lagos de Ounianga.
Visitando los lagos de Ounianga
Cae la tarde y sin mucho tiempo de realizar visitas, acampamos en los palmerales que rodean el lago Yoan.
A la mañana siguiente como niños curiosos, salimos impacientes a caminar a través de los riscos y acantilados que rodean el lago. Desde lo alto, el paisaje que se mostraba ante nosotros era sublime, un maravilloso espectáculo de colores. Palmerales verdes, lenguas de arena amarillas y anaranjadas, las aguas azules y rojas del lago, los acantilados… todo formaba parte de un contraste maravilloso.
También visitamos alguna pequeña población toubou en lo alto de los acantilados. Muchas de estas poblaciones se han quedado en su mayor parte despobladas ya que muchos de sus habitantes migraron a la Libia de Gadafi, donde el nivel de vida era posiblemente el más alto de África.
De camino al lago Elimé en Ounianga Serir donde acamparíamos la siguiente noche, nos detuvimos a visitar el lago Katam, el cual al acercarse tenía un sorprendente color rojo, donde realizamos un picnic junto con unos soldados que estaban de maniobras allí.
Cada poco nos detenemos una y otra vez para disfrutar y contemplar unos paisajes realmente sobrecogedores.
Ounianga Serir, el lago Elimé
Junto a las orillas del lago Elime se encuentra la población de Ounianaga Serir (serir significa pequeño en árabe) mucho más pequeña que su vecina de Ounianga Kebir (kebir grande en árabe). Los arenales y los bellos palmerales que rodean el lago invitan a colocar el campamento en las proximidades del agua, pero lo cierto es que en cuento el sol empezó a caer, cientos de agresivos mosquitos hicieron acto de presencia obligándonos a alejarnos del lago unos cuantos cientos de metros. De nuevo, por la mañana, disfrutamos de la gran hospitalidad del pueblo chadiano y en concreto del pueblo toubou, ya que la familia más próxima nos trajo dulces recién hechos y una especie de rica papilla con cereales muy típica en el Chad.
Baños en un lago de agua dulce
Y sí, por fin, al día siguiente, después de 9 días de viaje, llegamos al lago Boukkou de agua dulce donde pudimos bañarnos, no sin pensárnoslo antes, ya que la temperatura de sus aguas son gélidas.
Entre lago y lago, a la vuelta de una duna o tras un repecho, la naturaleza nos regalaba una y otra vez unos paisajes únicos que realmente ninguno olvidaremos.
Continuamos viaje hacia la “temible” depresión de Mourdi y hacia el “leit motiv” del viaje: la meseta de Ennedi… aunque ya sólo de por sí la visita a Ounianga había merecido la pena el viaje a Chad.
Chad es un país que posee unos atractivos culturales, naturales y paisajísticos fuera de lo común. Si quieres conocer más sobre Chad puedes visitar esta otra entrada de blog sobre el pueblo nómada de los Wodaabe
Gerewol de los Wodabee, la fiesta del pueblo más bello del mundo