En los viajes de Kumakonda hemos ido acumulando muchos encuentros con los Wodaabe de Chad, e incluso viajamos a su festival Gerewol una vez al año. Para nosotros, este pueblo nómada perteneciente a la gran familia Peul es uno de los más fascinantes del continente africano, así que ya teníamos ganas de publicar un artículo en el que recoger el conocimiento que hemos adquirido sobre el terreno y con nuestras lecturas. ¡Sigue leyendo que te vas a sorprender!
El origen de los Wodaabe de Chad
Los Woodabe o Bororo son un pueblo de pastores nómadas que forma parte de la gran familia Peul, también conocida como Fulani o Fulbé. Se les puede encontrar en la gran franja del Sahel y en muchos países de África Occidental y Central. Desde Senegal hasta Chad y el norte de Camerún, su figura es inconfundible en el horizonte.
En el universo Peul, los nómadas son llamados Bororo o Wodaabe en contraposición a los sedentarizados Guidda (“gente que vive en casas”).
❗ Pero Wodaabe también significa “inculto” por oposición a los Guidda, los sedentarios islamizados e instruidos en el conocimiento del Corán. En otras fuentes hemos leído que el significado del nombre Wodaabe es, literalmente, “la gente del tabú”.
Los Bororo o Wodaabe son franca minoría entre los Peul, con los que comparten una lengua común: el Fulfulde.
Se considera que los Wodaabe son los introductores de la actividad del pastoreo en África Occidental.
Uno de los rasgos que más han traído «de cabeza» a los antropólogos y africanistas es su diferencia física frente al resto de poblaciones de África Occidental. Los Peul no son blancos ni negros, ya que su piel es más bien cobriza. Sus cabellos son «lisos y largos», y sus rasgos faciales son finos. Es tan llamativa, que a lo largo del tiempo se han elaborado diversas hipótesis:

- Algunos creen que provienen de los judíos supervivientes de una migración llegada de Egipto. Un pueblo que huía de la persecución de los antiguos romanos.
- Otros afirman que tienen similitudes con los nómadas de Persia que vinieron de Oriente. Según esto, los orígenes de los Fulani estarían en Irán.
- Sin embargo, la teoría más aceptada es que los Peul – y por tanto los Bororo o Wodaabe- vienen de Etiopía, de cuando esas gentes ocuparon todo el norte de África antes de que llegaran los bereberes, hace unos 5.000 años.
En 1860 Heinrich Barth, el famoso geógrafo alemán y gran explorador de África que recorrió el Sáhara entre Trípoli y Chad, y entre Chad y Tombuctú, habló de una gran migración provocada por la desertificación del Sahara. Las pruebas de esa migración se encontrarían en las pinturas rupestres del Sáhara, investigadas y catalogadas casi un siglo después por Henri Lothe.
Los Peul podrían ser esas gentes que, hace miles de años, tuvieron que cruzar el Sáhara Central para encontrar agua y pastos, y las pruebas están en las pinturas rupestres del Sáhara.
Las pinturas rupestres del Sáhara y su relación con los Woodabe de Chad
En el libro Vers d’autres Tasilis de Henri Lothe encontramos un pasaje que resulta emocionante. En él se relata que, según las leyendas Peul, sus ancestros llegaron hasta los montes Futa Djalon (en la actual República de Guinea o Guinea-Conakry) hacia el siglo VIII, cruzando el río Senegal. Venían de Oriente, es decir, del Sáhara.
En los abrigos rocosos del Tassili, en el sur de Argelia, hay pinturas rupestres que datan de muchos miles de años. Clasificadas en diferentes periodos, las que nos interesan tendrían entre 5.000 años y 3.000 años de antigüedad.
En ellas se representan escenas de pastoreo con vacas de cuernos en forma de lira y personas que lucen peinados y vestimentas muy parecidos a los actuales Peuls.
Pinturas del mismo estilo y época también han sido descubiertas en el Zemmur (Sahara Occidental), las montañas del Hoggar (Argelia), el Tibesti y Ennedi (Chad).


Cuenta Henri Lothe que Amadu Hampâté-Bâ, antiguo embajador de Mali en Costa de Marfil, delegado de su país en la UNESCO, escritor y etnólogo, quedó sorprendido ante las pinturas que Lothe había copiado del Sáhara argelino, porque en ellas reconocía diversas tradiciones de su pueblo.
Amadou Hampâté-Bâ (1901-1991) fue el autor de la famosa frase «Cuando un anciano muere en África, arde una biblioteca». De origen peul, su familia eran nómadas Bororo o Wodaabe. Él se crió con ellos y conoció la tradición oral de su pueblo, por lo que es una voz autorizada de lo que nos cuenta.
La ceremonia del Lotori
Una de esas pinturas es la de los “bueyes esquemáticos”, encontrada en Tin Tazarift (Tassili, Argelia). Se llama así porque las patas de los animales parecen estar reducidas a muñones, pero para Amadou Hampâté-Bâ se trata simplemente de animales metidos en el agua. Además, los personajes que aparecen en la escena están celebrando la ceremonia del “lotori”.
La ceremonia del “lotori” es una tradición bororo o wodaabe que se celebra una vez al año. Consiste en conducir los rebaños de vacas y bueyes hasta la charca más próxima. Durante la noche se lava a los animales en dicha charca en recuerdo del origen acuático de los bóvidos. Según las leyendas peul, estos proceden del agua:
Un hombre, su mujer y sus hijos, acampados cerca de una charca, veían como salían vacas del agua al caer la tarde, aproximándose al fuego y regresando a su charca al amanecer. Durante el día el hombre y su familia se alejaban, pero al atardecer los bueyes volvían junto al fuego, como en la jornada anterior. Estas idas y venidas se repitieron muchas veces hasta que un día el hombre, esforzándose por retener a los animales junto a las brasas, consiguió que se quedasen.
Relato de Amadou Hâmpaté-Bâ recogido en el libro de Henri Lothe «Vers d’autres Tasilis»
Una vez se ha lavado a los animales, se realizan danzas en la fecha que señala el más anciano o “silatigui” (“jefe” en lengua mandinga), generalmente en el mes de noviembre. Esta fecha se designa teniendo en cuenta los meses lunares de 28 días y la posición relativa de las 28 constelaciones que regulan el año de los pastores. Un año que consta de 28 partes de 13 días cada una (28×13 = 364 días). Para que el “lotori” sea benéfico, hace falta que participen 28 vacas o bóvidos.
El lavado de los animales no es solamente conmemorativo, sino que también tiene una intención profiláctica o sanitaria: proteger a los animales de las bacterias dañinas y de la esterilidad.
La riqueza simbólica de los nómadas Wodaabe de Chad

Amadou Hampâté-Bâ también aportó una lectura muy precisa de otro gran elemento de la escena rupestre de los “bueyes esquemáticos”.
En ella aparece la figura de una mano que, según Amadou, es la mano del primer pastor Peul, llamado Kikala. Se trata de una mano con seis dedos que contiene la genealogía primigenia de los Peul:
- Cuatro dedos representan a las 4 grandes familias aristocráticas Peul que parten de los 4 primeros hijos varones de Kikala. Sus nombres son conocidos: DYAL, BA, SO y BARI.
- El quinto dedo representa a las tribus agregadas por alianzas con clanes extranjeros (bajo la autoridad de los jefes peuls).
- El sexto dedo representa a los esclavos que, no siendo peuls, viven en simbiosis con los nómadas.
El número 4 condensa muchos más contenidos simbólicos presentes en las leyendas Peul. Recordemos además que su calendario se basa en el número 28, múltiplo de 4:
- Los 4 colores fundamentales de la piel de los bóvidos: Kikala repartió su ganado, poco antes de morir, entre sus 4 primeros hijos varones, y lo hizo por colores. Un reparto igualitario para evitar conflictos entre hermanos.
- Los 4 elementos básicos de la Naturaleza: Fuego, Aire, Agua y Tierra.
- Y los 4 puntos cardinales: Este, Oeste, Norte y Sur, que son las direcciones a tomar por los nómadas en sus desplazamientos.
Así, cada gran familia peul, cuya raíz es uno de los hijos de Kikala, tiene sus símbolos y marcas identitarias perfectamente coordinadas y diferenciadas del resto:
DYAL | Amarillo | Fuego | Este |
BA | Rojo | Aire | Oeste |
SO | Negro | Agua | Sur |
BARI | Blanco | Tierra | Norte |
En la pintura hay, además, 33 personajes marchando en procesión (algunos son pocos visibles porque están en la zona más oscura de la mano). Sus piernas tampoco se ven porque están en el agua, y llevan máscaras con grandes orejas que representan a los animales “malignos” del folklore africano: el chacal, el zorro y la liebre.
33 es el número de las etapas que debe pasar un novicio para alcanzar el pleno conocimiento de los ritos de iniciación pastoral y conseguir el título supremo de “Silatigui”. Además danzan en procesión formando una “S”, la danza de la serpiente Tyanaba, representante de Dios en la Tierra.
Cuando en nuestros viajes nos encontramos con los grupos nómadas de Wodaabe de Chad, es fácil caer en la idea de que estamos ante un pueblo de costumbres y vida sencilla. Una vida dura, esforzada, dependiente del agua y de su capacidad para encontrarla, pero sencilla al fin y al cabo. Además, es difícil conversar con ellos sin un intérprete fiable que les conozca, y/o no todos conocen o quieren transmitir sus leyendas y creencias. No al menos en un encuentro fortuito y corto en el tiempo.
Pero con el relato Amadou Hâmpaté-Bâ, nieto de un «silatigui» bororo o Wodaabe, si algo nos queda claro es que este pueblo tiene una cosmovisión propia y apasionante.

Las creencias de los Wodaabe
Se dice que los Wodaabe creen en un Dios, pero no profesan una religión propiamente dicha con ritos y normas específicos. Llaman a su dios «Allah» por la influencia de sus vecinos islámicos, pero conceptualmente no es más que una fuerza suprema que puede traer fortunas o desgracias, y a quien se aclama cuando se necesita esperanza.
Lo que no falta en su indumentaria son los gri-gris, pequeños saquitos de cuero totalmente cerrados que contienen hierbas, hojas o raíces con propiedades mágicas, así como papelitos con suras del Corán. Sirven para cosas tan variadas como:
- Hacer un hombre irresistible para las mujeres
- Ser invisible en la noche
- Protegerse de las serpientes
- De escudo contra las palabras de los demonios
- Y protegerse de los enemigos
Asimismo, los Wodaabe utilizan muchos remedios tradicionales hechos con hojas, cortezas de determinados árboles, o con frutos. Para combatir la locura, para curar enfermedades venéreas, mordeduras de serpiente o escorpiones, y un largo etcétera.
La vida nómada de los Wodaabe de Chad
Como decíamos, la vida nómada de los Wodaabe de Chad no es nada fácil. Durante unos 7 meses tienen que vérselas con la falta de lluvias y las tormentas de harmatán (polvo del desierto). En realidad son afortunados, porque en el vecino Níger la estación de las lluvias se reduce a tres meses y la precariedad de los campos es mucho mayor.
Pero en Chad hay mucha más población y cabezas de ganado. Cuando el agua escasea y las charcas y pozos se van secando, los conflictos con los árabes, tubus y otros pueblos pastores de Chad estallan con virulencia. Todos tienen un ganado que mantener, además de gente. Sin agua no hay vida.
En cualquier caso, la adaptación al medio árido del desierto y pre-desierto del Sahel es la razón de su nomadismo. Todos sufren una constante presión por conseguir pastos y agua para el ganado, aunque cultivan el valor de la paciencia.
“Quien no puede soportar el humo, nunca conseguirá hacer fuego”
Proverbio Wodaabe
Los Wodaabe están convencidos de que sólo siguiendo la tradición pueden mantener su modo de vida. Aquél que elige su propio camino, que se empeña en hacer las cosas a su manera y de forma distinta a como siempre se han hecho, se acabará perdiendo.

El ganado y los hijos
El gran valor de la vida para los Wodaabe es el ganado. Viven en simbiosis con él y desarrollan un sentimiento especial hacia cada uno de sus animales. Todos tienen su propio nombre, escogido en base a su apariencia física.
Las vacas en especial, pero también las cabras, ovejas, burros y camellos, no sólo son un bien que asegura su supervivencia. El tamaño de los rebaños y los tipos de animales que hay en ellos son un símbolo de estatus social.
El rebaño de un buen Wodaabe debe ser, como mínimo, proporcionado a sus necesidades. Es decir, debe haber varias vacas que den leche, algunos bueyes para vender en los mercados, algunos sementales para asegurar la supervivencia del rebaño con nuevas crías, y algunos machos jóvenes para sacrificar en las ceremonias importantes. A partir de ahí, cuantos más ejemplares tengan más ricos son, o más importante es esa familia y con más facilidad tiene asegurado el alimento de todos sus integrantes.

Con las lluvias llega la “época feliz” del año. La de la abundancia, cuando pueden disponer de la leche de sus vacas sin restricciones, siendo este el principal alimento de su dieta. Y es entonces cuando las diferentes familias y linajes se reúnen para celebrar sus fiestas, entre las que destaca el Gerewol.
Los hijos son otro factor de gran importancia para los Wodaabe de Chad, porque serán el báculo de su vejez.
“Una pareja sin hijos es como un árbol sin fruta, y estarán solos en la vejez”
Sin embargo, prefieren tener varones porque las niñas se irán con su marido cuando llegue el momento. Si se da el caso de que no tienen hijos varones, pueden recurrir a la adopción de uno de sus sobrinos, algo que será aceptado por todo el grupo. En el fondo se trata de mantener la herencia y «perpetuar el apellido».

Visitando un campamento Wodaabe de Chad
Las casas de los Wodaabe de Chad, llamadas Denki, parecen nidos de pájaro, y de hecho ellos dicen que viven “como los pájaros en los matorrales”. Hechas con ramas, se organizan en una estructura de dos pisos. En la parte más alta colocan sus pertenencias a salvo del suelo, y en el «primer piso» se sitúa la cama y lugar de descanso, cubierta con mosquitera o alguna tela fina que procure intimidad y evite los mosquitos.

Las pertenencias de las mujeres Wodaabe son todo su patrimonio. Lo único que se pueden llevar en caso de dejar a su marido. Destacan las calabazas decoradas con grabados y los cestos tejidos por ellas mismas. Hoy en día, no obstante, se combinan con ollas metálicas y recipientes de plástico.
Un pequeño fuego arde siempre junto a la casa o Denki. En él se prepara la comida y da calor en las noches frías.
Las casas de los Wodaabe de Chad se suelen situar a cierta distancia entre sí para asegurar su privacidad. Si hay matorrales, estos sirven de parapeto. Si no es así, forman un semicírculo amplio y se colocan más cerca las unas de las otras para procurarse cierta protección.
Con las primeras luces del día y de la tarde, los rebaños de vacas y los pastores, siempre hombres, hacen acto de presencia en el campamento. Las vacas se sitúan junto a las casas. El atardecer es el momento de ordeñar a las vacas para obtener el alimento principal.
La carne sólo se come en ocasiones puntuales y en lo posible será la del ganado menor: cabras y ovejas. Las vacas sólo se sacrifican en ocasiones muy puntuales.

El día a día de los hombres transcurre llevando a los animales a los pastos y los pozos o charcas donde pueden beber. Ellos tienen la responsabilidad de encontrar los lugares más adecuados, además de decidir el camino por el que van a ir cuando se traslade el campamento.
La rutina de las mujeres se desarrolla entre el cuidado de los niños, la recogida de leña, ir a buscar agua, mantener el fuego vivo, moler el mijo, cocinar, coser, decorar calabazas, tejer cestos, cuidar su aspecto y ordeñar al atardecer, entre otras tareas.
Cuando cae la noche, se reúnen en torno al fuego envueltos en sus mantas si hace frío. Es el momento en que los mayores cuentan las leyendas de sus orígenes a los más pequeños, manteniendo la tradición oral transmitida de generación en generación.
El matrimonio y la familia de los Wodaabe o Bororo
Un campamento Wodaabe de Chad suele estar compuesto por los padres, hijos, esposas y niños de los distintos matrimonios.
Los Wodaabe son polígamos y tienen dos tipos de matrimonio:
1️⃣ Por un lado, deben casarse con la mujer que sus padres han elegido para ellos. Una elección que se hace cuando son niños. Es el matrimonio tradicional y concertado que suele buscarse dentro del mismo linaje, preferiblemente entre los hijos de los hermanos. Es decir, un matrimonio entre primos.
2️⃣ Por otro lado, los hombres Wodaabe pueden sumar hasta 4 mujeres más, elegidas libremente y siempre que sean de otro linaje. La única condición es que haya un sentimiento profundo hacia esa otra mujer. Aunque deberíamos decir que son ellas las que eligen con qué hombre se quieren ir. Luego desarrollamos esto.

Como hemos apuntado, una mujer puede cambiar de pareja, pero sus hijos deben quedarse con el padre. Esto puede resultar muy complejo, ya que habrá niños que verán marchar a su madre y, un tiempo después, verán venir a una nueva esposa.
Cada esposa tiene asignada una casa en el campamento, una serie de vacas para ordeñar, y tareas propias. No se tienen por qué llevar bien entre ellas. De hecho, muchas veces no es el caso y lo normal es que les cueste compartir a su hombre con otras. Como suele ser habitual, la mujer de más edad es quien tiene la máxima autoridad en el campamento.
Los Wodaabe no suelen dar muestras de cariño en público. Incluso, no pronuncian el nombre de su mujer, hijos, padre o madre en voz alta. Lo explican como una muestra de respeto, porque mostrar los sentimientos en público es avergonzar a las personas queridas.

La estética de los Wodaabe de Chad
Una de las distinciones de los Bororo o Wodaabe es su estética. El sentido de la belleza es algo muy valorado en este pueblo, y actúan en consecuencia.

Las mujeres lucen tatuajes y escarificaciones en el rostro. Son muy elaborados, con dibujos geométricos que las señalan como Wodaabe.
Asimismo, lucen grandes pendientes, collares, brazaletes y peinados en los que nunca faltan las dos trenzas que enmarcan su rostro y las protegen.
(Foto de Austerio Alonso)
No obstante, cuando están casadas y son madres no deben parecer coquetas. Sólo las jóvenes solteras pueden y deben arreglarse con vestidos, joyas y maquillaje.
Los hombres también se tatúan el rostro, aunque son mucho más austeros en la apariencia física del día a día. En el festival Gerewol todo cambia.

La gran fiesta de los Wodaabe: el Gerewol y el amor
En los días de Gerewol, al final de la estación de las lluvias, los hombres Wodaabe de Chad se exhiben ante las mujeres. Según la costumbre, son ellos los que tienen que atraer a las posibles candidatas, y para ello deben arreglarse lo máximo posible. La competencia es fuerte, así que todos luchan por llamar la atención sobre los demás.
Los hombres se visten con muchos colores, abalorios, y se aplican un maquillaje lo más vistoso posible utilizando colores rojos, ocres o amarillos, blancos y negros. Agrandan sus ojos con khol, perfilan la nariz con una raya vertical, destacan sus labios con color negro o azul. Una pluma en la cabeza y el sombrero hacen que el rostro resulte más estilizado, igual que la frente bien afeitada. Cuando están listos, se reúnen para bailar en círculo y ellas van a verles.


El baile del Gerewol se acompaña de movimientos ondulantes, pequeños saltos y vibraciones. Pero lo más llamativo son las muecas grandilocuentes que realizan, enseñando mucho los dientes y abriendo mucho los ojos. Las danzas se realizan al atardecer y se extienden a la noche, lo que aporta una atmósfera aún más especial.

Si un hombre Wodaabe no es guapo (según sus criterios estéticos), deberá competir con una voz seductora, una mirada intensa, sentido del humor, simpatía, sociabilidad, etc. Es lo que se llama tener “togu”.

El Gerewol es la fiesta en la que los jóvenes de distintos linajes tienen la oportunidad de conocerse, enamorarse y contraer matrimonio. Ellas son las que se fijan en el chico que les gusta de entre todos los que bailan con sus maquillajes y puesta en escena. Si este le devuelve la mirada, ella bajará los ojos en señal de aceptación. Entonces él se acercará para hablar y en los siguientes días se encontrarán para charlar y conocerse más. Hasta que una noche se irán “detrás de los arbustos” para tener un encuentro mucho más íntimo.


¿Qué pasa después del festival?
A veces la relación no termina de fraguar en el Gerewol, pero si el hombre está muy enamorado, irá al encuentro de ella las veces que sean necesarias para tratar de convencerla. Incluso aunque esto signifique caminar varios o muchos kilómetros hasta su campamento.

Pero ¡un momento! Si los matrimonios tradicionales se apalabran en su infancia ¿hay mujeres solteras?
En la tradición Wodaabe el matrimonio no es “para siempre”.
En otras palabras, estar casada no es un obstáculo en absoluto. Si una mujer casada conoce a otro hombre en el Gerewol, él irá a por ella y la “raptará” por la noche, llevándosela a su campamento. Allí será aceptada por la familia de él, aunque al principio se quedará a dormir en un lugar apartado.
Entonces empieza un proceso que puede durar varios días. El marido abandonado irá a intentar convencer al raptor de que no se la lleve y éste rechazará sus argumentos. Mientras, cada noche, ella se acercará un poco más al campamento del amante, hasta que un día ella misma aceptará ser su esposa de manera oficial.
Si las cosas van bien con la nueva pareja, esta se mantendrá los años que dure su amor. Cuando las cosas no funcionen, en el siguiente Gerewol tendrán la oportunidad de encontrar una nueva pareja. Hay mujeres que llegan a tener varios maridos, si bien sólo se pueden quedar con los hijos del actual, o con los huérfanos en caso de haberse quedado viudas.

No cabe duda de que este sistema de matrimonio es un reglamento muy inteligente para regular las relaciones de pareja y mantener los grupos familiares asegurando su supervivencia en, no lo olvidemos, un medio hostil.
- Con el matrimonio concertado se intenta asegurar la permanencia en el linaje donde han nacido: las niñas que son prometidas a sus primos tendrán hijos que permanecerán en la familia.
- Con su propia elección en el Gerewol, se ofrece una posibilidad de encontrar y vivir el amor, sin que la pareja tenga que convertirse en una obligación no deseada en caso de que, un tiempo después, dicho amor se acabe.
- La mujer puede decidir con quién quiere vivir, lo que es beneficioso porque evita los conflictos de pareja que se alargan en el tiempo, y también es una solución para las que se quedan viudas. Por supuesto no todo es «de color rosa». La mujer debe intentar convivir con las otras esposas (cuando las hay), anteriores o posteriores a ella, y debe saber renunciar a sus hijos si decide separarse.
- La permanencia de los hijos en la familia del padre asegura la supervivencia del núcleo familiar en el que han nacido y la transmisión de la herencia, aunque sea duro a nivel emocional.
- Todos se ayudan entre sí para mantener la familia, el linaje y sus propiedades. Si no se consiguen tener hijos varones, podrán adoptar a alguno de sus sobrinos para asegurar el cuidado del ganado y la continuación de la familia.

Sin lugar a dudas el Gerewol es uno de los espectáculos más fantásticos que pueden verse en África, y una oportunidad única para acercarse a los Wodaabe de Chad. Un pueblo con una cultura mucho más compleja de lo que puede parecer a nuestros ojos. En este vídeo puedes hacerte una idea de lo que es el Gerewol
Desde Kumakonda seguimos apostando por asistir al Gerewol de los Wodaabe de Chad todos los años, combinándolo con diferentes rutas por el norte del país. Si quieres participar en el próximo viaje, no dudes en escribirnos a info@kumakonda.com.
Documentación: Alicia Ortego y Austerio Alonso / ✍ Redacción: Alicia Ortego / Fotografías: Austerio Alonso y Alicia Ortego